¿Qué es lo que origina el terrorismo? y ¿Cuál es el motivo que induce al ser humano a semejantes conducta?Estas interrogantes merecen la mayor atención, pues es necesario enfrentarse con las raíces de este mal para lograr un resultado efectivo.
Innumerables son las interpretaciones que al respecto se han formulado tanto en el campo filosófico como en el plano psicológico, sociológico y político.
Se ha tratado de explicar esta situación de violencia como un fenómeno social, hay concepciones que hacen predominar factores de tipo biológico y otras que resaltan la fundamentación social de esta.
Innumerables son las interpretaciones que al respecto se han formulado tanto en el campo filosófico como en el plano psicológico, sociológico y político.
Se ha tratado de explicar esta situación de violencia como un fenómeno social, hay concepciones que hacen predominar factores de tipo biológico y otras que resaltan la fundamentación social de esta.
De este último carácter es la hipótesis de la frustración –agresión, elaborada por Dollard, Doob, Miller, Monwrer y Sears en el año 1949. En síntesis afirma:
a) La agresión supone siempre la existencia de una frustración.
b) La existencia de una frustración conduce siempre a una forma de agresión.
La opresión nacional y las injusticias sociales se mencionan frecuentemente como los factores básicos responsables de la difusión del terrorismo, y es cierto, desde luego, que gente feliz y satisfecha muy pocas veces, si es que alguna, se pone a tirar bombas. Pero esto no explica por que la lucha por la libertad política, por la liberación nacional o separación o cualquier otro fin, ha desembocado unas veces en el terrorismo y otras no.
b) La existencia de una frustración conduce siempre a una forma de agresión.
La opresión nacional y las injusticias sociales se mencionan frecuentemente como los factores básicos responsables de la difusión del terrorismo, y es cierto, desde luego, que gente feliz y satisfecha muy pocas veces, si es que alguna, se pone a tirar bombas. Pero esto no explica por que la lucha por la libertad política, por la liberación nacional o separación o cualquier otro fin, ha desembocado unas veces en el terrorismo y otras no.
Se cree que:
“Si hacemos desaparecer los agravios, la pobreza, la desigualdad, la injusticia, la falta de participación política, cesara el terror. Y que por lo demás son sentimientos muy elogiables sin duda compartidos por todos los hombres de buena voluntad. Pero como cura contra el terrorismo tiene un valor limitado; como demuestra la experiencia, las sociedades con menos participación política del pueblo y más injustas son las que se hallan libres de terrorismo en nuestros días. Siempre hay agravios y, dada la natural imperfección de los seres humanos y de las instituciones sociales pueden llegar a reducirse pero nunca desaparecer por completo”
“Por muy democrática que sea una sociedad, por cercanas a la perfección que esten las instituciones sociales, siempre habrá personas insatisfechas y marginadas quejándose de que la situación es intolerable y habrá personas agresivas más interesadas en la violencia que en la justicia”.
Hago destacar que las situaciones de descontento no bastan por sí solas para desencadenar una violencia política significativa. Es necesario añadir un elemento que analice esta realidad y proponga una interpretación que lleve naturalmente a la violencia.
Es en este momento en que las “ideologías legitimadoras” erosionan la civilización al patrocinar un aprendizaje que lleve a incrementar las respuestas agresivas partiendo de la base que es “natural” responder frente a una frustración con la violencia.
De este modo, globalizando esta interpretación de la realidad se genera una violencia de tipo revolucionaria que tiene una motivación ideológica de tipo más autónomo.
En este punto, la violencia política adquiere un carácter eminentemente instrumental y se transforma en medio utilizado para quebrantar la voluntad de una persona o grupo con el objeto de imponer el modelo perseguido.
Se trata de hacer aparecer al terrorismo como una respuesta a la injusticia: Si hubiera justicia política y social no habría terrorismo.
La verdad es que los activistas revolucionarios, casi nunca pertenecen a las familias trabajadoras. Ejemplo de ello lo encontramos en todo el mundo y desde siempre (Carl Marx, Lenin, Mao, Che Guevara, etc. Todos tenían antecedentes y oportunidades de clase media alta)
Estos lideres se vuelven en contra de su propia clase en nombre de los trabajadores con los cuales poco tienen en común y que, en general, rechazaban su extremismo intelectualizado. Entre los extremistas hay pocos proletarios o campesinos, y los terroristas trabajaban duro con el fin de dar aparencia de clase trabajadora a su grupo reclutando adeptos entre el lumpen proletario que viven al margen de la sociedad.
Los principios o valores deben vivirse en todo momento, los simpatizantes son tan responsables como los ejecutores, pues los terroristas no salen de la nada, y sus acciones tienen que encuadrarse dentro del clima de violencia instigado por sus mentores.
“Por muy democrática que sea una sociedad, por cercanas a la perfección que esten las instituciones sociales, siempre habrá personas insatisfechas y marginadas quejándose de que la situación es intolerable y habrá personas agresivas más interesadas en la violencia que en la justicia”.
Hago destacar que las situaciones de descontento no bastan por sí solas para desencadenar una violencia política significativa. Es necesario añadir un elemento que analice esta realidad y proponga una interpretación que lleve naturalmente a la violencia.
Es en este momento en que las “ideologías legitimadoras” erosionan la civilización al patrocinar un aprendizaje que lleve a incrementar las respuestas agresivas partiendo de la base que es “natural” responder frente a una frustración con la violencia.
De este modo, globalizando esta interpretación de la realidad se genera una violencia de tipo revolucionaria que tiene una motivación ideológica de tipo más autónomo.
En este punto, la violencia política adquiere un carácter eminentemente instrumental y se transforma en medio utilizado para quebrantar la voluntad de una persona o grupo con el objeto de imponer el modelo perseguido.
Se trata de hacer aparecer al terrorismo como una respuesta a la injusticia: Si hubiera justicia política y social no habría terrorismo.
La verdad es que los activistas revolucionarios, casi nunca pertenecen a las familias trabajadoras. Ejemplo de ello lo encontramos en todo el mundo y desde siempre (Carl Marx, Lenin, Mao, Che Guevara, etc. Todos tenían antecedentes y oportunidades de clase media alta)
Estos lideres se vuelven en contra de su propia clase en nombre de los trabajadores con los cuales poco tienen en común y que, en general, rechazaban su extremismo intelectualizado. Entre los extremistas hay pocos proletarios o campesinos, y los terroristas trabajaban duro con el fin de dar aparencia de clase trabajadora a su grupo reclutando adeptos entre el lumpen proletario que viven al margen de la sociedad.
Los principios o valores deben vivirse en todo momento, los simpatizantes son tan responsables como los ejecutores, pues los terroristas no salen de la nada, y sus acciones tienen que encuadrarse dentro del clima de violencia instigado por sus mentores.
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